Se considera que una persona está en su fase de enfermedad terminal cuando llega a la etapa de su vida después de una larga enfermedad a la que no ha podido vencer, por vejez o por motivos distintos en los que sus órganos vítales dejan de funcionar.
El envejecimiento es la última etapa en la vida y la muerte puede percibirse como más cercana. Muchos de los ancianos tienen miedo a esta situación, en cambio otros la afrontan con tranquilidad, tras haber vivido una vida plena y haber superado todos los obstáculos que se les han presentado.
Podemos decir que un anciano se encuentra en estado terminal en los siguientes supuestos:
- Cuando está en un proceso de padecimiento avanzado, progresivo e incurable.
- Cuando no responde a un tratamiento específico para tratar su enfermedad.
- Cuando se presentan numerosos problemas o síntomas intensos que hacen padecer al paciente y que no tienen curación.
- Cuando se le diagnostica al paciente un pronóstico de vida inferior a seis meses.
La fase terminal de una persona genera mucha tensión entre los familiares ya que pueden tener estrategias de afrontamiento muy diferentes ante esta cuestión.
Algunos de los familiares no querrán decirle al enfermo que está en su fase terminal lo cual al anciano puede crearle desconcierto, ya que, al no conocer la verdad, no se podrá despedir debidamente de sus seres queridos.
En cambio, otros familiares pueden ser partidarios de decirle toda la verdad al enfermo, por muy dolorosa que ello sea. De esta forma, los ancianos podrán despedirse de sus seres más queridos, y si así lo desean, arreglar asuntos pendientes incluso perdonar y pedir perdón, para dejar el mundo de la forma más tranquila posible.
Desde Lares C.V no podemos indicar cuál es la mejor forma de actuar, cada uno deberá hacerlo según cada caso y según su conciencia. Pero siempre proponemos decir la verdad que la persona pueda comprender y asumir.
No obstante, si queremos detallaros aquellas que se valoran como las mejores atenciones y cuidados que se pueden proporcionar a los ancianos que se encuentran en esta fase.
Fase de muerte inminente, ¿cómo cuidar al anciano?
Cuando al paciente se le diagnostica en fase terminal se le debe dar unos cuidados paliativos específicos para conseguir el bienestar del anciano o enfermo. Debemos buscar el alivio físico, emocional y espiritual para ayudarle en todo lo que necesite, para que se sienta apoyado y acompañado en estos momentos de incertidumbre.
“Aunque la muerte se considere inminente, los cuidados ordinarios debidos a una persona enferma no pueden ser legítimamente interrumpidos”. (CIC2279)
Hoy en día contamos con profesionales especializados en cuidados paliativos que son de mucha ayuda para los familiares de los ancianos y para el anciano en esta fase, ya que son profesionales muy humanos que intentarán ayudarnos en todo lo posible.
“La vida y la salud física son bienes preciosos confiados por Dios. Debemos cuidar de ellos racionalmente teniendo en cuenta las necesidades de los demás y el bien común”.(CIC2288)
Los cuidados que les tendremos que dar a los ancianos para el dolor físico son los siguientes:
- Repartiendo las ingestas en pequeñas tomas. Obligarles a comer no les ayudará a mejorar su estado, pero es un cuidado básico que debe proporcionarse siempre.
- Para la sed, administrarle agua , gelatina, mojar sus labios para calmar su sed, o por otras vías alternativas con ayuda de los profesionales sanitarios.
- En este estado la piel se resecará mucho. Debemos cuidarla exhaustivamente para prevenir la aparición de llagas moviendo habitualmente al anciano sin molestarlo e hidratar su piel con cremas o aceites específicos.
- Si el anciano sufre insomnio, se le pueden administrar bebidas calientes por la noche o algunos somníferos pautados por el médico.
- Evitar el dolor lo máximo posible. Si el anciano sufre dolores fuertes, deberemos administrarle analgésicos bajo receta. De esta forma estarán más relajados, tranquilos y, sobre todo, sin sufrir innecesariamente. “El uso de analgésicos para aliviar los sufrimientos del moribundo, incluso con riesgo de abreviar sus días, puede ser moralmente conforme a la dignidad humana si la muerte no es pretendida, ni como fin ni como medio, sino solamente prevista y tolerada como inevitable. Los cuidados paliativos constituyen una forma privilegiada de la caridad desinteresada. Por esta razón deben ser alentados.” (CIC2279)
“Con mucha frecuencia, la enfermedad empuja a una búsqueda de Dios, un retorno a él “(CIC 1501) . Por esto la atención espiritual es muy importante para el adulto mayor, por lo que, la mayoría de los ancianos, valoran muy positivamente el acompañamiento religioso para orar y sentirse en paz.
“A los que van a dejar esta vida, la Iglesia ofrece, además de la Unción de los enfermos, la Eucaristía como viático. Recibida en este momento del paso hacia el Padre, la Comunión del Cuerpo y la Sangre de Cristo tiene una significación y una importancia particulares. Es semilla de vida eterna y poder de resurrección, según las palabras del Señor: “El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna, y yo le resucitaré el último día” (Jn 6,54). Puesto que es sacramento de Cristo muerto y resucitado, la Eucaristía es aquí sacramento del paso de la muerte a la vida, de este mundo al Padre (Jn 13,1).” (CIC1524)
En los centros asociados a las residencias Lares C.V. contamos con ese valor añadido que supone la atención espiritual de las religiosas que ayudan al anciano terminal acompañándolo, escuchándole y mostrándole su cariño. Muchos estudios indican que, además de los cuidados médicos y profesionales, la compañía y el cariño de las personas de su alrededor son un factor determinante para que la persona mayor pueda afrontar esta última etapa de su vida con serenidad.