Demencia Senil: una de las enfermedades comunes en la vejez

Con el paso de los años se puede producir una pérdida de capacidades y movilidad, lo que  conlleva un cierto grado de dependencia. Este proceso natural nos impide realizar todas nuestras actividades rutinarias de manera independiente, tal y como hacíamos habitualmente.

Aparte de este deterioro normal asociado a la edad, una de las enfermedades más comunes en las personas mayores es la Demencia Senil cuyo concepto y síntomas pasamos a detallar.

Demencia Senil: ¿qué es?

Es un síndrome que se caracteriza por la pérdida de capacidad psíquica que dificulta la realización de tareas y actividades cotidianas. Esto obliga a tener a una persona a su lado para que les ayude en su día a día. Esta enfermedad suele aparecer en ancianos que superan los 85 años de edad, pero en algunas ocasiones es más precoz y pueden manifestarse síntomas a partir de los 60-65 años de edad.

La Demencia es un conjunto de síntomas de tipo cognitivo y conductual y se produce por diferentes causas. Dado que es una enfermedad crónica y degenerativa, va disminuyendo  la calidad de vida del anciano y supone un cambio importante de costumbres para sus familiares o cuidadores.

Demencia Senil: síntomas.

Los síntomas que nos podemos encontrar en esta enfermedad son los siguientes:

  • Pérdida de la memoria: es uno de los primeros síntomas que suelen aparecer. No recordarán sencillos detalles de su vida diaria. Desgraciadamente esta situación se irá agravando progresivamente hasta llegar a no reconocer a sus familiares o las personas de su entorno más cercano. Además, dejarán de recordar acciones que acaban de realizar o acciones que se realizaron en un pasado más o menos cercano.
  • Problemas para expresarse y comunicarse: con la pérdida de memoria se producirán también problemas con el lenguaje, ya que al principio no podrán leer o comunicarse con la fluidez habitual, impidiendo una comunicación normal a medida que avanza la enfermedad.
  • Movilidad reducida: poco a poco se irá perdiendo la movilidad, y tareas tan sencillas como vestirse o asearse les serán muy complicadas de realizar por ellos mismos. Esto conllevará un aumento del riesgo de caídas y accidentes, por lo que será necesario adecuar la estancia del enfermo para evitar las caídas.
  • Depresión: una de los síntomas que puede acompañar a la Demencia Senil es la depresión, por la cual se produce un abandono personal y una apatía hacia todo lo que le rodea, además de sufrir cambios de personalidad y de humor.
  • Problemas para conciliar el sueño: A medida que avanza la enfermedad se altera el ritmo circadiano y los enfermos pueden sufrir insomnio por la noche tendiendo a dormitar a lo largo del día. Esto, debe abordarse manteniendo una actividad adecuada para el enfermo, consultando además con un médico especialista para que así pueda descansar tanto el enfermo como su cuidador, y de esta forma llevar una vida lo más normal posible.

Demencia Senil: tratamiento.

Una vez hayamos detectado estos síntomas, debemos visitar a un médico para que reconozca al paciente y diagnosticar el tipo de Demencia Senil que padece.

Al ser una enfermedad crónica y degenerativa, no tiene curación, pero con un buen abordaje conductual y de medicación, el deterioro se puede ralentizar y los síntomas se pueden ir controlando.

Para que el enfermo se sienta más seguro, es recomendable que tenga unas rutinas diarias, así como que esté rodeado de personas, familiares y amigos para que fomenten sus recuerdos y su memoria.

Es conveniente también realizar ejercicios físicos controlados por un profesional, para que su tono muscular se mantenga en buen estado y, en el momento se produzca una caída, se eviten lesiones graves. Es fundamental, además, seguir una dieta saludable para abastecer al cuerpo de todos los nutrientes necesarios.

Demencia Senil: recursos socioasistenciales.

Para conseguir el máximo bienestar del anciano, deberá tener con él un cuidador que conozca la enfermedad y los retos a los que va a ir enfrentándose, o plantearse el ingreso en una residencia de ancianos. En un centro  residencial la persona con demencia recibirá todos los cuidados necesarios con los mejores profesionales desde una atención integral, además de recibir las visitas de sus familiares y amigos, fundamentales para ayudar al centro a atender sus necesidades sociales y afectivas.

En las primeras fases la opción del Centro de Día se convierte en una de las mejores alternativas para el respiro del principal cuidador, como apoyo para mantener la actividad del enfermo y para ir ralentizando en la medida de lo posible el deterioro.



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