Los cambios en la visión y la pérdida de la misma son un cambio habitual en los ancianos y personas mayores, porque cada vez les cuesta más fijar la vista en cualquier objeto cercano.
Una mala visión es causa de caídas, miedo a salir a la calle y de falta de relación con el entorno, ya que no se puede ver con facilidad las cosas y objetos. Además, no poder ver nítidamente lo que sucede a nuestro alrededor produce un sentimiento de aislamiento.
Es aconsejable que los ancianos vayan una vez al año al oftalmólogo para un chequeo o revisión anual, ya que en las edades avanzadas es más probable que puedan surgir enfermedades o dolencias como las cataratas o la degeneración macular.
Pérdida de visión en los ancianos
Las enfermedades más comunes relacionadas con la visión que se pueden dar durante la vejez son las siguientes:
– Presbicia: generalmente se le llama «vista cansada». Se produce por el envejecimiento del ojo y la pérdida de elasticidad del cristalino. Es algo casi inevitable con el paso de la edad, y normalmente se empieza a manifestar entre los 40 y los 45 años de edad. Esta pérdida de visión se puede corregir con el uso de gafas, pero no tiene cura, por lo que siempre dependeremos de ellas para ver correctamente.
– Cataratas: son provocadas por la progresiva pérdida de transparencia del cristalino, por lo que conllevan una disminución de la agudeza visual que aumenta progresivamente. El primero de los síntomas que podemos sufrir es una sensación de deslumbramiento, no distinguir los contrastes y encontrar dificultades para distinguir el relieve y los colores.
Las posibilidades de tener cataratas aumentan con la edad avanzada, la diabetes, ciertas infecciones o traumatismos oculares y la herencia genética. Afectan a la mayoría de los ancianos a partir de 65 años. Afortunadamente, las cataratas tienen buen tratamiento quirúrgico si se tiene un diagnóstico correcto, y la recuperación es muy rápida y nada dolorosa.
– Glaucoma: Es un aumento de la presión intraocular por falta de drenaje del líquido acuoso, que produce lesiones en el nervio óptico con problemas en la visión. Si no se corrige a tiempo produce ceguera. Uno de los primeros síntomas que encontraremos es la visión de moscas volantes o centelleantes, pérdida de visión lateral o periférica, dolor en los ojos, cefalea, visión borrosa, visión de halos tipo arco iris, náuseas y vómitos. Es aconsejable comprobarse la tensión ocular cada año, y para los casos más complicados existe una operación quirúrgica.
– Degeneración macular: es una enfermedad degenerativa que no tiene cura y que suele darse en las personas de edad avanzada. Los primeros síntomas que produce es la pérdida de visión en un ojo o ambos. Progresivamente puede llegar a la ceguera.
Como podemos observar, debemos controlar nuestra visión con profesionales para conservar nuestra vista el máximo tiempo posible, ya que con ella evitaremos caídas y aumentaremos la seguridad en nosotros mismos.