Vivimos en uno de los continentes más envejecidos del mundo, esto conlleva grandes cambios tanto a nivel social como a nivel individual y, para poder afrontarlos, es muy necesario el papel de un psicólogo que nos ayude en el proceso de adaptación.
Una de las definiciones de salud es: “Salud es el estado de bienestar completo físico, mental y social, y no solamente de ausencia de enfermedad o dolencia” Cuando nos hacemos mayores, podemos sufrir algún tipo de dolencia y/o adquirir algún grado de dependencia que impida seguir la vida o rutinas que llevaba normalmente. Para garantizar el bienestar de los ancianos, deberíamos de tener unas instalaciones y un equipo de profesionales que puedan ayudar a las personas en su vejez desde una perspectiva global.
Centros de mayores: la necesidad de contar con un psicólogo
Los cambios que acaecen en la vida de un anciano pueden generar la necesidad de atención por parte de un psicólogo para que puedan afrontar los nuevos aspectos de su vida, especialmente si por decisión propia o por decisión de los familiares se ha decidido que ingrese en un centro de día o en una residencia.
El psicólogo ayudará a la persona mayor dependiente en su proceso de adaptación al centro gracias a una valoración, así como la realización del informe psicológico del anciano y una programación de plan de atención individualizado.
En él planteará los objetivos terapéuticos y evaluará los resultados de los programas en los que se integre la persona mayor, incluyendo los talleres de psicoestimulación individual y grupal, en colaboración con el personal técnico.
El profesional realizará el seguimiento de la persona junto con el resto del equipo multidisciplinar del centro.
El psicólogo establecerá unas estrategias de intervención conductual y emocional con el mayor, además de mantener al día la documentación relativa al proceso de cada residente.
El psicólogo proporcionará formación e información a los familiares de las personas mayores ingresadas en las residencias y/o centros de día, para que puedan afrontar mejor la enfermedad del anciano si es el caso, y poder ayudarle de la mejor forma posible.
Así, el objetivo del psicólogo es ayudar al anciano en el proceso adaptativo durante toda su estancia en el centro, tanto en intervenciones privadas como con su entorno familiar o de convivencia.
Por lo tanto asociaremos al psicólogo tanto las funciones de atención directa al mayor o a la persona dependiente como el asesoramiento y consultoría que se dirige al personal de las residencias para que sepan cómo actuar en el tratamiento y atención a los usuarios. Igualmente corresponde a este profesional la planificación de programas que optimicen la estructuración y organización entre los ancianos, profesionales y familiares para el tratamiento del mismo.
Como podemos ver el papel de un psicólogo en una residencia es importantísimo para la adaptación del anciano en el nuevo entorno.