La valoración geriátrica integral constituye un sistema de evaluación fundamental para que la atención a los mayores en las residencias se lleve a cabo en las mejores condiciones. Se trata de un recurso que utilizan las residencias de ancianos y/o dependientes asociadas a Lares CV, se pone en práctica en los primeros días de ingreso del anciano residente y se revisa posteriormente.
Efectivamente, la valoración geriátrica integral se revela como una intervención multidisciplinar. Su objetivo consiste en identificar los recursos y posibilidades de la persona y las disfunciones relacionadas con el envejecimiento que afectan a los ancianos. En función de este análisis, se elabora un plan de atención y cuidados progresivos, continuados y coordinados dirigido a satisfacer las necesidades del mayor.
En este proceso participa personal diverso del centro o residencia: médicos, enfermeros, fisioterapeutas, trabajadores sociales…
A la hora de recoger información, no se soslaya ningún ámbito que pueda aportar datos con los que informar un tratamiento acorde a las necesidades del residente: funcional, social, clínico, espiritual…
De hecho, se apuesta frecuentemente por emplear algunos modelos estandarizados de recogida de datos, tales como los índices de Katz, Pfeiffer, Yesavage, Duke, Lobo, etc.
Resulta habitual comenzar este estudio con una valoración clínica, la cual facilitará una perspectiva global de la salud del residente. En este sentido, se convierte en útil una revisión de los antecedentes familiares (especialmente, enfermedades cardiovasculares o mentales) y su historia farmacológica. Esta fase se complementa con la exploración física de la persona mayor. En caso de necesidad, también se pueden realizar análisis de orina o sangre y electrocardiogramas.
En la valoración geriátrica integral, adquiere un interés prioritario la detección de los llamados grandes síndromes del envejecimiento: caídas, inmovilidad, incontinencia, deterioro cognitivo… Estas disfunciones suelen estar acompañadas de síntomas comunes: deshidratación, malnutrición, ansiedad, insomnio, vértigo, depresión…
Los fines de la valoración geriátrica integral son identificar los problemas sociales y de salud y establecer los tratamientos más adecuados y realizables para que, de manera continuada, se mejore la salud y calidad de vida de las personas mayores y dependientes.
Para que las terapias estén lo más optimizadas posibles, se deben de tener en cuenta diversos datos:
- Antecedentes médicos familiares
- Datos de filiación
- Valoración por zonas o aparatos
- Posibles alergias a alimentos o medicamentos
- Tratamiento farmacológico
- Valoraciones funcionales y del estado del ánimo.
Los resultados positivos de la intervención del personal del centro o la residencia se han de registrar como progresos en determinadas áreas. Una evolución clínica entronca con los datos que interesan, en especial, a los médicos. En el área funcional, se tendrán en cuenta las limitaciones de movimiento de los ancianos. Por último, en el área social, se tratarán las relaciones interpersonales del anciano, que son muy importantes para el desarrollo de sus rutinas autónomas.
En definitiva, la valoración geriátrica integral, es un instrumento fundamental para la salud de las personas mayores.
Fuente imagen: http://www.flickr.com Autor: ©Administración Nacional de la Seguridad Social